viernes, 4 de enero de 2013

Entrevista con el geógrafo Gabriel Álvarez

CULTURA 

“El espacio es un referente clave para explicar las problemáticas sociales contemporáneas” 

POR VERÓNICA MEO LAOS 

La experiencia humana parece no poder disociarse del lugar en que se desarrolla, explicó el especialista, quien brindó una reflexión sobre los sentidos que se disparan al hablar de espacio: desde la cuestión de la identidad hasta los problemas sociales actuales. 

Hablar de lugar (del latín "locus") equivale a hablar del espacio que ocupa un cuerpo. Todos los objetos los ocupan, y los hechos también necesitan de un espacio para ocurrir. Por lo tanto un lugar es un espacio ocupado. Sin embargo los lugares no solo son el espacio ocupado por los cuerpos ni el soporte donde los hechos devienen, también implican el vínculo estrecho que se establece entre las personas que los habitan o simplemente los transitan y la manera en que tales vínculos dejan huellas en el espacio geográfico. 

Para Gabriel Álvarez -geógrafo, docente e investigador, miembro de la dirección del Centro de Estudios Geográficos (Unsam -EHU)- la relación que se establece entre las personas y los lugares, está preñada de sentimientos, afecto e incluso configura identidades. De hecho, sostiene Álvarez, la existencia humana no puede ser pensada sin el concepto de espacialidad, pues sus vivencias no ocurren en la nada. 

-¿De qué hablamos cuando hablamos de sentido de lugar? 

-El sentido de lugar es todo aquel sentimiento, experiencia e incluso conocimiento que une a las personas con determinados espacios. Estos últimos, por lo general, definidos de acuerdo a una relación de pertenencia, afecto e identidad. Por lo que sí hay algo que distingue su diferenciación con relación a otros conceptos es su impronta y génesis de fuerte orientación subjetiva. Para introducirnos en esta línea de pensamiento, probablemente debiéramos asumir como legítimos algunos argumentos que dan forma a estas ideas. Entre ellos, que la existencia humana tiene un carácter significativamente espacial. Por lo cual, se puede deducir que es impensable la existencia humana por fuera de la especialidad y con ello, que la conformación de sentidos subjetivos sobre los espacios forman parte de cualquier cultura. De este modo, debe advertirse que los sentidos de lugar son poco o nada probables de definir por fuera de las personas o de modo independiente a sus conciencias. Los sentidos de lugar pueden corresponder tanto a los rincones de una casa, a la casa, el barrio, una región o un país-o todos estos espacios a la vez- según la escala geográfica que se ponga en juego. 

-¿Cómo se configura la identidad de los paisajes? Podríamos hablar de que el paisaje cobra sentido o, mejor dicho identidad, a través de la percepción profunda de aquellos que lo habitan o lo transitan. Y lo que les pasa a ellos, ¿también configuran las propias identidades en este proceso? 

-Sí, claro. En principio no cabe la posibilidad de imaginar paisajes que no lo sean para alguien o algunos. Del mismo modo que antes hacíamos referencia a que los sentidos de lugar existen siempre en función de quién o quiénes lo significan. De esta forma, los paisajes pueden ser, un marco de vida, un patrimonio de la memoria colectiva, un espacio plagado de signos que permite a las personas identificarse culturalmente con él, una "tonalidad espiritual", entre otras posibilidades o como en el caso anterior, todas estas atribuciones a la vez. Lo cierto es que ha caído casi en desuso las referencias al paisaje como una morfología regional o un ecosistema, es decir las connotaciones dominantemente morfológicas y naturalistas, pero bueno, esto ha ocurrido, en general, con cualquiera de las tradiciones de la geografía... Como preocupación de la geografía cultural, los "usos" del término paisaje son múltiples, pero quizás tengan en común la exposición de la sensibilidad y la belleza, la búsqueda de la emoción, su articulación con la literatura, aunque también ha existido una especial preocupación sobre su función política. Esto es, el paisaje como un conjunto de imágenes fuertemente identificadas con la construcción imaginaria de una nación, promovida por los estados nacionales desde diferentes ámbitos de la cultura. Volviendo a una parte de tu pregunta, la conformación de las identidades culturales debiera contemplar al paisaje como condición de posibilidad para su conformación. 

-La mirada fenomenológica, ¿qué es puntualmente? 

-Existen múltiples formas de acercarse a la naturaleza de la mirada fenomenológica. Una manera de hacerlo es aquella que sostiene que para alcanzar el conocimiento verdadero, se debe poner por delante -en primer lugar- la experiencia y las experiencias vividas sin intervención alguna de ideas previas, entre ellas las científicas en general y del racionalismo moderno en particular. De alguna manera, es una puesta en suspenso de las ideas previas para dar lugar a la intuición en la acción de captar la esencia de las cosas. En la geografía, la "mirada fenomenológica" es, dicho rápidamente, el descubrimiento de la dimensión subjetiva y de todos aquellos fenómenos directamente relacionados con la conciencia espacial y la recuperación de la experiencia personal. No obstante lo innovador y aparentemente novedoso de sus planteos para la disciplina, lo cierto es que la recepción de estas ideas encuentra condiciones previas en las tradiciones historicistas y antipositivistas que se pueden rastrear por lo menos desde fines del siglo XIX. 

-¿A qué reflexión nos invita la perspectiva fenomenológica a la que vos suscribís? 

-En rigor, no me considero fenomenólogo... En cambio, sí, suscribo -tal como sostenes- a la adopción de algunas de sus herramientas de análisis, y las condiciones que brindan sus marcos interpretativos para pensar en preguntas de investigación y en dimensiones de análisis que son improbables fuera de esta perspectiva. Mis intereses en tomo a los estudios urbanos y a la enseñanza de la geografía van en ese sentido. Resumidamente, el interés por todo aquello que permita indagar en la dimensión subjetiva del espacio, de la producción de espacio, me parece imposible de dejar de lado...Sin embargo, creo poco fructífero prestar atención sólo a "lo objetivo" o exclusivamente a "lo subjetivo", por ponerlo en términos dicotómicos... En el caso de los estudios urbanos, es simplificador considerar la producción de los espacios urbanos sin tomar en cuenta el lugar de la imaginación y las representaciones sociales alimentando los procesos culturales, políticos y económicos de la urbanización. Del mismo modo, es insuficiente, sólo prestar atención o anclarme en la dimensión subjetiva sin tomar-en cuenta la conflictividad social y las luchas sociales en la producción de espacio. Por ejemplo, desde hace algún tiempo me encuentro investigando las desigualdades sociales y urbanas de algunas localidades del Conurbano Bonaerense -el partido de San Martín y de Tres de Febrero, en el oeste- desde una perspectiva que se interroga por la subjetividad espacial urbana tanto como por las condiciones materiales de existencia. Entiendo que existe una relación profunda entre hegemonía y espacio por lo cual los sentidos del espacio y la experiencia de habitar allí no pueden desvincularse de los cambios en la estructura social con sus efectos en la cuestión urbana... 

-¿Qué aporte hace la geografía a la comprensión de lo social, y al complejidad del fenómeno humano? 

-Creo que durante las últimas décadas aquello que se ha dado en llamar como el giro espacial de las ciencias sociales y humanas ha enriquecido a la geografía, y aún antes o después, la geografía ha contribuido a complejizar y problematizar de modo diferente hacia las mismas ciencias. Actualmente, hay un importante acuerdo en que los procesos culturales, políticos, económicos y ambientales, no pueden desconocer la naturaleza espacial de su historicidad. Si uno observa las agendas políticas del Estado, de las organizaciones sociales, de los temas de investigación de la antropología, la sociología y hasta de la crítica cultural -entre otras- está en claro que las preocupaciones territoriales y ambientales gozan de una inocultable preferencia, tanto en el plano de las geografías materiales como de las geografías imaginadas. Creo que podemos preguntarnos si estamos ante un presente que se exhibe con inocultables transformaciones territoriales y ambientales -tanto en el campo como en la ciudad- o bien, si este tipo de transformaciones siempre existieron y ahora estamos ante una sensibilidad espacial -por ejemplo, por parte de los académicos- antes inexistente. En este sentido, creo que los aportes que la geografía está haciendo a la comprensión de lo social son múltiples y valiosos en cada una de las dimensiones en que se ha dividido "lo social" -me refiero a los "reinos" de la cultura, la política y la economía- desde al menos el siglo XIX… Considero que hay tres atributos del espacio que resumen el aporte que la geografía está haciendo al estudio de la complejidad humana y Doreen Massey entre otras y otros, lo resumen muy bien. Desde estas perspectivas, el espacio es un referente político clave para la explicación y comprensión de las problemáticas sociales contemporáneas, ya que condensa todas las interrelaciones sociales posibles, así como resulta un producto y una condición para el desarrollo de la multiplicidad y las diferencias socioculturales.▄ 


Fuente: Diario La Capital, Mar del Plata - Domingo 16/12/2012

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